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Programa de Transferencias Monetarias Prospera: México

El programa de transferencias monetarias condicionadas de 20 años de México ayuda a los hogares con bajos ingresos a acceder a los servicios

6 de junio de 2023
Autor: Paula Sevilla Núñez
Centro de Cooperación Internacional de la NYU

De 1997 a 2019, el programa (originalmente denominado Progresa, luego rebautizado como Oportunidades y finalmente Prospera) proporcionó ayudas monetarias condicionadas a los hogares con ingresos inferiores a una línea de bienestar mínimo, para apoyar su educación, salud y nutrición. A finales de la década de 2010, el programa llegaba a más de 26,6 millones de personas, aproximadamente una cuarta parte de las personas por debajo del umbral de bienestar.

Mediante encuestas y entrevistas, se identificaron los hogares que podían acogerse al programa. Las familias elegibles recibirían transferencias monetarias mensuales o bimensuales. La cantidad exacta se calculó en función de las necesidades de los hogares (es decir, número de niños escolarizados y número de mujeres menores de 49 años). Las subvenciones eran condicionales, lo que significa que se concedían a cambio de cumplir ciertas condiciones, como la inscripción y asistencia a la escuela, la inscripción en una unidad sanitaria y la asistencia a las visitas médicas. Estos servicios proporcionan ayuda en especie, como suministros alimentarios, educación sanitaria y sesiones de desarrollo de capacidades, etc.

Aplicación

El programa de 1997 conocido como Progresa sólo estaba disponible para los hogares rurales que vivían por debajo del umbralde bienestar mínimo (línea de bienestar mínimo), calculado en función del coste de la cesta básica de alimentos y que ascendía a. En 2002, el programa pasó a llamarse Oportunidades y se amplió a los 32 estados y zonas urbanas. El programa también se amplió para incluir becas para la educación secundaria, dinero en efectivo para los jóvenes que finalizan sus estudios y subvenciones mensuales para el gasto energético. Además, se actualizaron los criterios de elegibilidad para reflejar la pobreza multidimensional y se utilizaron indicadores como la salud, la educación y las condiciones de vivienda. En 2014, Oportunidades se convirtió en PROSPERA Programa de Inclusión Social, y además de las transferencias monetarias, el programa pretendía fomentar la inclusión financiera proporcionando a los jóvenes formación profesional, capacitación en financiación, herramientas bancarias y de ahorro, y acceso a planes de ahorro y créditos básicos para fomentar la inclusión financiera. Con los años, el objetivo pasó de apoyar a los hogares más pobres a romper el ciclo intergeneracional de la pobreza.

La SEDESOL (Secretaría de Desarrollo Social) coordina el programa. La implementación es un esfuerzo interdepartamental que incluye a la Secretaría de Educación, la Secretaría de Salud y el Instituto Mexicano del Seguro Social. Hay una importante presencia de trabajadores que difunden información sobre el programa a las familias que cumplen los requisitos y recogen datos para las evaluaciones.

En 2019, el gobierno anunció la sustitución del programa por otros programas federales más centralizados, incluido el programa de becas Benito Juárez para jóvenes, en un intento de reducir la carga administrativa y el coste de la asistencia social.

Coste

El programa recibió una parte cada vez mayor del PIB, pasando del 0,004% en 1997 al 0,47% en 2016. En 2017, ascendió a unos 82.000 millones de MXN (unos 4.300 millones de USD). El programa representó una quinta parte del gasto de México en erradicación de la pobreza entre los años 2000-2010 y recibió apoyo del Banco Mundial y del Banco Interamericano de Desarrollo.

Evaluación

El programa Prospera ha sido celebrado internacionalmente, y su modelo se ha reproducido en más de 52 países de todo el mundo.

A finales de la década de 2010, el programa llegaba a 26,6 millones de personas, y en 2016, casi la mitad de las personas en situación de pobreza extrema (el 70% en las zonas rurales) tenían acceso al programa, así como el 28% de los hogares en situación de pobreza moderada y el 11% de los hogares no pobres.

El programa mejora el desarrollo infantil en las zonas rurales y aumenta la probabilidad de completar la educación básica. En las zonas urbanas, también se ha asociado a una menor probabilidad de trabajo infantil. Los beneficiarios del programa también han visto mejorada la atención médica y los resultados nutricionales, y la inseguridad alimentaria ha disminuido en un 15%.

Aunque los estudios han demostrado que el programa alivió la pobreza de muchas familias, en última instancia, la falta de acceso a empleos de mejor calidad y mejor remunerados para los sectores más pobres de la población ha obstaculizado la capacidad del programa para sacar a la gente de la pobreza a largo plazo. También se criticaron sus mecanismos de selección por no llegar adecuadamente a toda la población necesitada.

Otras fuentes

Referencias

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