Back to Home Español
Cooperativas de Vivienda: Uruguay

Un modelo de vivienda basado en la ayuda mutua para que las familias con bajos ingresos puedan acceder a una vivienda asequible

3 de junio de 2023
Autor: Paula Sevilla Núñez

Una vez establecidos, los miembros de una cooperativa trabajan juntos para financiar, construir y mantener viviendas para ellos mismos. Los miembros pueden contribuir mediante el ahorro colectivo o mediante la «equidad del sudor», es decir, la aportación de recursos no monetarios como el trabajo y el tiempo. Tanto las viviendas nuevas como las rehabilitadas se han proporcionado mediante un sistema de ayuda mutua y autogestión de recursos. Las cooperativas se gestionan de forma autónoma y las decisiones se toman mediante la participación democrática a través de asambleas y reuniones periódicas de mantenimiento.

El terreno y la vivienda son propiedad de la cooperativa, y no de los socios individuales. Esto permite a los hogares traspasar su vivienda a otros miembros de la familia o venderla de nuevo a la cooperativa por el dinero y el trabajo aportados. Sin embargo, no está permitida su venta con ánimo de lucro, lo que impide la especulación y mantiene la vivienda asequible. También significa que la casa se adapta a las necesidades de cada hogar, fomentando la cohesión entre los miembros de la cooperativa, en lugar de aumentar el valor de mercado.

Las cooperativas cuentan con el apoyo de los Institutos de Asistencia Técnica (IAT), que son equipos multidisciplinares, independientes y sin ánimo de lucro que ayudan a los grupos miembros a crear una cooperativa, negociar con los prestamistas y ayudar en la construcción de viviendas. El gobierno facilita a las cooperativas el acceso a terrenos urbanizados procedentes de bancos públicos de terrenos pertenecientes a ciudades y ministerios nacionales. Las cooperativas pueden acceder a estas tierras mediante un sistema de lotería pública o a través de federaciones.1

Aplicación

Las cooperativas de vivienda comenzaron en Uruguay en los años 60 y han continuado hasta hoy. Los trabajadores se organizaron en sindicatos, se movilizaron y exigieron colaborar con el gobierno para ofrecer soluciones de vivienda, basándose en la experiencia de las cooperativas de otros sectores. El éxito de tres cooperativas piloto condujo al establecimiento de una Ley Nacional de la Vivienda de 1968 que introdujo varias medidas críticas, a saber: un plan quinquenal, la Unidad Reajustable (una herramienta política para medir los niveles de ingresos en función de la media nacional) y el Fondo Nacional de la Vivienda, que puso en marcha un sistema de subvenciones y préstamos a tipos ventajosos accesibles a las cooperativas. El gobierno también introdujo el marco jurídico de las cooperativas, en las que los miembros pueden utilizar los ahorros colectivos para pagar los préstamos de la vivienda y/o contribuir con sudor a reducir el coste total.2

Coste

La clave del éxito de las cooperativas de vivienda son los planes de crédito flexibles del Banco Hipotecario de Uruguay y las subvenciones del Fondo Nacional de la Vivienda del Ministerio de Vivienda. Este último se financia con cotizaciones salariales públicas y privadas de entre el uno y el dos por ciento. Los créditos cubren entre el 85 y el 90 por ciento del valor de las propiedades, y el saldo restante se aporta en forma de capital de trabajo. El crédito lo gestiona el órgano rector de la cooperativa, de modo que el pago no depende de una sola persona de la cooperativa y los fondos pueden reunirse colectivamente cuando sea necesario.3

Evaluación

Las cooperativas uruguayas son un modelo de vivienda bien establecido en Uruguay, y la política ha perdurado durante más de 60 años. El modelo FUCVAM también se ha reproducido en todo el mundo, especialmente en Sudamérica y Centroamérica.4

«Sede de Fucvam«, por , bajo licencia CC BY-NC 2.0.
Referencias

Etiquetas